¿Por qué te debe importar la epistemología si vas a estudiar una ciencia social?
Es muy probable que hayas escuchado hasta el cansancio que la epistemología es importante. Que hayas cursado materias y exámenes sobre ese tema y no te quedara claro a qué se refiere y, teniendo en cuenta que no es un tema fácil de aterrizar, te quedaras con más dudas que conceptos. Tantas y tantos autores, corrientes de pensamiento, perspectivas críticas, y no puedes encontrarle el sentido. Bueno, trataré de explicártelo a continuación. No con monitos y palitos, pero sí con elefantes y hormigas.
Por supuesto que no pretendo decir que encontré el hilo negro sobre cómo explicar qué es la epistemología. Lo que sí te puedo decir es que como a ti, me costó mucho entenderla y por eso puedo mostrarte un poco el camino que recorrí para poderla aplicar a temas específicos y comprenderla en contextos en los que pareciera ser más útil.
Para empezar, ¿por qué es compleja la epistemología? Si es tan importante, ¿por qué no se aprende o expresa como en las matemáticas: 2 + 2 = 4? Te puedo comentar que al ser una rama de la Filosofía, la epistemología no pretende dar respuestas concretas sino más bien, preguntas reflexivas. Además, aunque la epistemología quisiera dar respuestas así, no podría y de hecho, te aconsejo que dudes de quien en la filosofía y/o en las ciencias sociales trate de dar respuestas de ese tipo a fenómenos sociales o humanos. Quiere decir que su postura pertenece al terreno de las doctrinas, de los dogmas, de los “ismos”: biologismo, psicologismo, sociologismo, estructuralismo, objetivismo, capitalismo, socialismo y una muy larga lista de etcéteras que tratan de convencer a todas y todos de que la verdad es de una sola manera y no de otras.
Luego, ¿Qué crees? Existen varias epistemologías, cada una con su forma de abordar un tema: estudiar y establecer criterios con los cuales se establece si una disciplina es verdadera o no. Esa es la función y el objetivo principal de la epistemología. Seguramente tendrás otra pregunta: ¿Por qué tendría que cuestionarse si las disciplinas son verdaderas o no? Si no son verdaderas, ¿por qué existen? ¿Por qué la gente o la sociedad las sigue pensando, consumiendo, utilizando, etc.? Mi primer acercamiento a una respuesta sería decirte que existe una relación entre “verdad” y “poder” y aquí es donde me atrevo a explicarte, con una analogía que después se vuelve fábula, lo que intento reflexionar en este trabajo.
Si te preguntara quién es más fuerte, ¿dirías que un elefante o que una hormiga? El elefante pesa casi 7 toneladas y con eso podrás darte una idea de cuánta masa pueden mover sus músculos de un lugar a otro. Una hormiga, por otro lado, no puede mover para nada esa misma masa. Su tamaño es mucho menor. En una competencia puesta en esos términos el insecto saldría perdiendo. Sin embargo, si la comparación se dirigiera hacia lo que cada animal es capaz de cargar en relación a su propio peso, la cosa cambia. La hormiga es capaz de cargar 50 veces su propio peso. Hay entonces, al parecer, dos criterios de lo que es “ser fuerte”. Ahora imagina que en una sociedad de animales un único criterio de lo que es ser fuerte se toma como válido, por ejemplo, el de los elefantes. Y que a los que no son fuertes se les tome como débiles y por ende, como diferentes. Si ese criterio válido se toma después como natural en vez de como asignado, podría utilizarse para decir qué es correcto. Si las hormigas dijeran después que ellas también quieren ser tomadas como “fuertes” y que merecen los mismos derechos que los elefantes, ¿crees que los elefantes, que ya tuvieron el privilegio de ser los “fuertes”, quieran compartir tan fácil esos beneficios con los insectos discriminados? La historia de la humanidad no es un buen ejemplo pero sí buen parámetro. Los elefantes podrían crear ciencias y tecnologías que se basen en su criterio de fuerza. Las hormigas pudieran tener rezagos económicos, tecnológicos y políticos que parezcan naturales a su especie, a su tamaño a sus preferencias. ¡Hasta que el color rojo o negro de la piel parezca menos bello que el gris! ¿Te suena todo esto familiar?
Moraleja: ¡No permitas que ningún animal te diga lo que eres o no eres y lo que puedes y no puedes hacer!
No quiero llevar esta fábula a los extremos, pero sí por lo menos trasladarla a nuestros terrenos sociales. Revisa las formas de discriminación social que se te ocurran y verás que en casi todas (diría que todas pero no me atrevo a defender tal aseveración en este pequeño artículo), hubo un criterio que se tomó como válido para afirmar y sostener diferencias que después se tomaron como naturales. Cuando se vendía a los esclavos, cuando a las mujeres no se les dejaba votar, etc. En esos casos, por mencionar solo algunos, había y hay criterios para decir quiénes sí merecen ser libres y tienen derechos para tal o cual cosa. Para darse cuenta de lo anterior, la epistemología se ampara en su hermana la ética quien hace una reflexión rigurosa sobre las cuestiones morales. Pero la epistemología, sobre todo, se dirige al terreno de las ciencias y es hacia donde vamos: ¿por qué hay ciencias “duras” (biología, química, física, matemáticas, ingenierías) y ciencias “blandas” (psicología, pedagogía, sociología, antropología, historia). Lo blando y lo duro quedan como conceptos mandados a hacer para la analogía sobre la fuerza. Se toman criterios como naturales aunque estudien cosas diferentes porque es más fácil pensar que el mundo, la vida, la sociedad y las personas sean siempre como las matemáticas a que puedan ser caóticos, ambiguos, multifactoriales, subjetivos, cualitativos y otras muchas características más. No estoy demeritando la forma en que las maravillosas ciencias naturales -que permitieron que existiesen disciplinas imprescindibles como la medicina, la astronomía y las ingenierías- procedan e investiguen, pero sí afirmo que detrás de la conceptualización de “blandas” con las que ahora se mira, estudia y comprende a las ciencias sociales, se puede identificar un intento por reconocerlas como de segunda categoría por personas a las que no les conviene que se pongan en duda sus beneficios.
Hagamos aquí una pequeña pausa obligatoria. No cualquier saber puede ser ciencia porque para serlo tiene que apelar a la realidad y ser conocimiento sistemático y comprobable, pero también es cierto que hay disciplinas que apelan a la realidad y que generan conocimientos y no son reconocidos como “ciencia” por muchos intereses, como ya te lo expliqué anteriormente.
Recomendaciones y conclusiones: duda de quienes en las ciencias sociales y la filosofía te vendan panaceas con sus dogmatismos y sospecha de quienes defiendan discursos que se presentan como verdades absolutas y que dejan de lado a otras personas o colectivos y los discrimina. La epistemología y la Ética te pueden apoyar a lograr lo anterior, pero será tu obligación nunca dejar de pensar críticamente.
Para profundizar en el tema y en mi postura epistemológica sobre las ciencias sociales, puedes revisar el libro digital que escribí con un colega, de manera gratuita, titulado: Sandoval E, y Sandoval M. (2021). Introducción a la epistemología de las ciencias sociales. Reflexiones sobre la Pedagogía, la Psicología y el Psicoanálisis. Editorial CEPOB, en la siguiente liga:
https://drive.google.com/file/d/1-Aky1U70Tsx_8S2cxsYXOxZj1GzJv2cP/view?usp=drivesdk
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